No sabía exactamente qué rumbo tomar, pero no fui andando, ni mucho menos. ¡A las vacas distinguidas se les lleva a donde quieran! Entonces cogí el primer coche y me monté en el remolque y dije:
-Así está mejor, lo de andar es vulgar.
Y fui sin rumbo hasta que me dio la gana, bueno hasta que vi luces y cosas brillantes: la ciudad.
Era mucho mejor la ciudad, pero estaba cansada y no permitiría quedarme a dormir en la calle, así que fui al hotel cercano de más estrellas y entré por la puerta principal.
Como todo el mundo estaba a su bola me fui a la primera habitación que pillé.
¡Por toda la leche del mundo! ¡Qué lujo!
Las camas eran de agua y había una bandeja de frutas en la cocina. Yo creo que la habitación ya estaba ocupada, pues había maletas y ropa, pero aproveché para ponerme un bonito vestido y maquillarme; de forma que...nadie sabría si soy una vaca.
Salí a la calle y vi un perro vagabundo, pasé de largo y lo ignoré, soy muy distinguida y nada de vulgar. Pero vi un club que decía llamarse “La Crème Repiè”. Me pareció refinado así que entré.
Nada más entrar me encontré con otro grupo de vacas parecidas a mí: muy arregladas, refinadas y prepotentes. Me acerqué a ellas y les charlé. Al oír mi historia me aceptaron rápidamente, y pasé el mejor día de mi vida con ellas.
¡No soy VULGAR!
JESÚS CASTELLANO CURADO (6º C)
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