Ya estaba claro que era una vaca distinguida. Así que me fui a buscar a mis padres y les grité:
Soy una vaca diferente, quiero que sepais algo: he ido al bosque y me he mirado mi cuerpo y he visto que tengo un cuerno. Ninguna vaca lo tiene; sin embargo, yo sabía que los toros tenian cuernos, pero las vacas no.
Mi madre me dijo que no era una vaca, sino un toro diferente, porque sólo tenía un cuerno.
El otro, ¿dónde estaba?
Mi padre me dijo que era aún muy pequeño pero sería verdad lo que me dijo. ¿Era mentira todo lo que decía, o será que solamente tengo un cuerno?
Mis padres me estarán diciendo la verdad.
CONTINUARÁ
CARMEN PASTOR VIDAL (6º C)
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